jueves, 28 de mayo de 2009

Mercados campesinos en Bogotá: Rutas de soberanía y seguridad alimentaria

Experiencias locales en defensa de la soberanía alimentaria

Por Jesús Aníbal Suárez



Cuatro años de experiencia han mostrado muchas facetas de lo que significa la propuesta de mercados campesinos. Los hechos entregan pautas de solución colectiva al problema de los alimentos, de construcción de tejido social en el marco de una participación democrática, de visibilización de los productores campesinos, en medio de un país que con su conflicto tiene en crisis las áreas rurales; de enfoques de economía, particularmente de comercialización, que atienden fundamentalmente las necesidades de las poblaciones.

Mercados campesinos es una propuesta de seguridad alimentaria para Bogotá, liderada por organizaciones campesinas regionales y nacionales (que trabajan en el centro del país). Tiene dos antecedentes políticos: el Congreso Nacional Agrario, celebrado en abril de 2003 en Bogotá , y la elección de Luis Eduardo Garzón como alcalde de esta ciudad para el período 2004-2007.


El eslogan principal de la campaña de Luis Eduardo Garzón, Bogotá sin hambre, condensaba el interés por abordar los problemas sociales de los sectores más pobres de la ciudad. Sin embargo, ya durante su mandato, en el tema alimentario tomó la propuesta del Plan Maestro de Abastecimiento elaborada para el anterior alcalde Antanas Mockus por asesores de grandes almacenes de cadena: el resultado de la aplicación de esa propuesta sería el control del suministro de los alimentos por parte del gran capital, en la lógica del oligopolio, es decir, excluyendo otros numerosísimos distribuidores.

Se proponía construir cuatro grandes nodos en los puntos cardinales de la ciudad y allí concentrar toda la oferta alimentaria, eliminando a la central de abastecimientos de Bogotá, Corabastos. El diseño descartaba a uno de los actores centrales en la producción de alimentos: el campesinado. Y sobre todo, era un gran riesgo para la soberanía y la seguridad alimentaria de la ciudad, pues los cuatro grandes nodos se proveerían de productos importados y se golpearía gravemente la economía agraria campesina y nacional.

El Comité de interlocución campesino y comunal

Las organizaciones campesinas rechazaron la propuesta oficial y para procurar el diálogo con el alcalde Garzón constituyeron en julio de 2004 un Comité de Interlocución Campesino y Comunal (véase recuadro). Lamentablemente, el alcalde nunca recibió a las organizaciones campesinas, ni al Comité.

Integrantes del Comité de Interlocución Campesino y Comunal
-ADUC Asociación Departamental de Usuarios Campesinos
-ACC Asociación Campesina colombiana
-ANDAS Asociación Nacional de Ayuda Solidaria
-ANMUCIC Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e indígenas
-CONFECOMUNAL Confederación Nacional Comunal Colombiana
-FENACOA Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias
-FENSUAGRO Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria
-FUNDACIÓN SAN ISIDRO (Duitama, Boyacá)
-PROVINCIA DEL GUALIVÁ (Cundinamarca)
-PROVINCIA DEL ORIENTE DEL TOLIMA


Fuente: Asesoría: Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos, ILSA

Mercados campesinos, una forma de acción política

Bogotá alberga aproximadamente siete millones de personas. Se estima que el 65 por ciento de los alimentos que consumen estos habitantes proviene de la economía campesina (véase recuadro). El Comité de Interlocución consideró un valor político esta realidad contundente y buscó hacerlo visible: decidió construir escenarios de mercados de alimentos y productos del campo en los que participaran solamente campesinos productores. El primero de ellos se instaló el 4 de noviembre de 2004, en la propia Plaza de Bolívar, frente a la sede de la Alcaldía Mayor.

Al comenzar el año 2005, se mantenía la mencionada propuesta de Plan Maestro de Abastecimiento, que debía firmar el alcalde. El Comité de Interlocución solicitó entonces al Concejo de Bogotá promover un debate al respecto. La más eficaz persuasión fue, precisamente, la organización de otro mercado campesino, esta vez, en la plazoleta externa del cabildo distrital. De esa manera, se definió el 19 de abril de ese año para analizar la propuesta de la Alcaldía.

Propuesta de seguridad alimentaria

El día del debate, el coordinador del programa Bogotá sin hambre, Eduardo Díaz, presentó la propuesta gubernamental de Plan de Abastecimiento. Advirtió que se contaba solamente con una semana para escuchar opiniones que valoraría la administración para que eventualmente se introdujeran.

De otra parte, cuarenta alcaldes municipales de la región central apoyaron la propuesta de seguridad alimentaria sostenible para la capital expuesta por las organizaciones campesinas y reclamaron que el tema del suministro de alimentos se llevara a la discusión con los consumidores y productores campesinos. También la avalaron varios concejales y el gobierno debió ampliar el término para recibir las opiniones. Además, el debate se trasladó a Fusagasugá, Tunja y Villavicencio. Esto se acompañaba con nuevos mercados campesinos en la Plaza de Bolívar y en parques bogotanos, que alentaban a los productores, por lo regular campesinos provenientes de 60 municipios.

Doce puntos sintetizan los criterios y aspectos de la propuesta:
1. La política alimentaria debe ser universal y no focal.
2. Fundamentarse en una canasta básica nutricional elaborada técnicamente.
3. Es preciso reducir los precios de los alimentos, logrando precios justos.
4. También propender por un control estatal de esos precios.
5. En ese mismo sentido, es fundamental contar con un sistema de información de precios al público que registre los que operan en los diversos lugares de la cadena, para evitar la especulación.
6. Se requiere promover la economía campesina de la región, en correspondencia con un suministro directo de los alimentos, de los productores a los consumidores.
7. Es necesario estimular el acceso directo de los consumidores a productos de la economía campesina, mediante formas variadas como nuevas plazas de mercado, mercados campesinos con regularidad en las localidades, ventas a redes de tenderos, a vendedores ambulantes y a organizaciones de consumidores.
8. Fomentarse la industrialización agroalimentaria en Bogotá privilegiando proyectos comunitarios.
9. Sintonizar lo anterior con impedimentos para el monopolio de la comercialización, producción y transformación de alimentos.
10. Se necesita estimular la investigación y la discusión sobre el tema alimentario de la ciudad.
11. Se precisa de una política rural distrital adecuada.
12. Es fundamental que haya una amplia interrelación y diálogo entre la capital y los municipios y productores que la abastecen de alimentos .

Los mercados campesinos y la definición del Plan Maestro

Finalmente, el 15 de agosto de 2006 se emitió el decreto 315, “Por el cual se adopta el Plan Maestro de Abastecimiento de alimentos y seguridad alimentaria para Bogotá Distrito Capital y se dictan otras disposiciones”. Lo firmó el alcalde Garzón, luego de consignarse modificaciones importantes a la propuesta inicial. Algunas de esas modificaciones son:

1. Se reconoce la importancia de la economía campesina en el consumo de alimentos de los habitantes de Bogotá.
2. Se presentan los mercados campesinos como un canal adecuado para el suministro de alimentos.
3. Se establece una representación campesina y una comunal en el Consejo Directivo del Plan Maestro de Abastecimiento. Esta representación se concretó dos años después, el 9 de junio de 2008, cuando se eligió a un veterano dirigente campesino para hacer parte de este Consejo .

Otros aspectos relacionados con el debate son:

1. El cierre de Corabastos es un tema que no se aborda en la norma, aunque tampoco su necesaria regulación, que resulta indispensable para frenar la especulación.
2. En su disputa con Corabastos y las plazas de mercado por la distribución de alimentos a los estratos 2 y 3, los grandes almacenes de cadena optaron por poner inmensos locales en barrios claves de estos sectores sociales.
3. En el decreto se enuncian los nodos de concentración de oferta, pero en la práctica no se han adelantado.
4. Las organizaciones campesinas orientadas por el Comité de Interlocución, con el apoyo político del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos (ILSA) y la financiación de las organización inglesa Oxfam y la sueca ASDI, consiguieron neutralizar la posibilidad del manejo oligopólico del suministro de alimentos a los habitantes de la ciudad. Esto se logró fundamentalmente gracias a la iniciativa práctica de adelantar los mercados campesinos.


Comercialización: realidad y propuesta de gestión directa

Actualmente, la producción campesina llega a los consumidores básicamente mediante intermediarios cuyo propósito y formas de actuar se orientan por la consecución de obtener el mayor lucro posible, lo que es altamente inconveniente para los productores y los consumidores: Por ejemplo, en una vereda de Viotá (municipio de Cundinamarca), por una libra de mora se pagan al campesino 600 pesos; en un supermercado, esa libra se vende cinco veces más cara, en 3 mil pesos. Un racimo de plátano colicero le significa al campesino de una vereda de Icononzo (municipio del Tolima) 1.500 pesos, mientras en una plaza de mercado el consumidor paga 10.500. Hay centenares de ejemplos similares.

Mercados campesinos es una propuesta en la que los productores venden de manera directa al consumidor: los campesinos de decenas de municipios parten de sus veredas o fincas a Bogotá desde antes del amanecer y llegan a los parques de la ciudad para entregar los productos frescos a las amas de casa y a otros compradores. Con la venta directa, se mejoran los ingresos de los proveedores y se reducen los precios para los consumidores hasta en un 40 por ciento.

En la propuesta existe también otro mecanismo que consiste en hacer circular los productos por medio de los comités campesinos municipales y entregarlos por medio de facilitadores (un concepto distinto al de intermediarios) en las plazas de mercado de la ciudad, o en los almacenes de barrio conocidos como “surtifruver”.

Interesa subrayar que en todas estas actividades solo participan campesinos productores y la experiencia ha tenido eco en decenas de municipios que se han estimulado para adelantar en su propio perímetro las dinámicas de mercados campesinos. En muchas ocasiones con el apoyo de las alcaldías locales.

¿Qué retos surgen en la experiencia?

Cada vez son más diversos y complejos los desafíos de la propuesta pues se asoman al escenario nuevas facetas de las relaciones democráticas, de la cultura campesina, de las destrezas económicas que se tienen y de las que necesitan desarrollarse, de la confianza colectiva que debe construirse, de lo que significa en concreto entre nosotros ser soberanos en nuestra alimentación.

Veamos algunos de esos retos actuales. Las áreas rurales de la región central de Colombia albergan dos millones de habitantes. Allí se tiene una enorme y diversa oferta alimentaria campesina, pero está dispersa, la producción individual es pequeña, por lo tanto no se cuenta con economías de escala y los campesinos más pobres viven en veredas con enormes dificultades de vías de comunicación. A eso se agrega que toda la producción agraria y la campesina están llenas de incertidumbres y carecen de planeación. Ese panorama hace difícil consolidar una oferta sostenible de alimentos de origen campesino, comercializada directamente por los pequeños y medianos productores, con la que, por su calidad y cumplimiento, se consoliden canales de comercialización que garanticen al campesino la venta de sus productos en cualquier periodo del año.

Se presenta un círculo vicioso. El campesino produce poco porque vende muy barato en su vereda, o porque le es muy oneroso vender afuera, pero solo puede garantizar una venta permanente de sus productos a un cliente fijo si consolida una oferta de calidad y de manera estable. Ante esa dificultad, la propuesta de mercados campesinos es agrupar a los productores en Comités campesinos municipales, que consisten en instancias en las que ellos pueden reunir y acumular sus productos para lograr mayores volúmenes que hagan menos costoso el traslado por unidad hacia los centros de consumo, transportar y comercializar allí por cuenta propia. De esa manera, mejoran sus ingresos.

Estas alternativas exigen de quienes participan en la propuesta la creación de fuertes vínculos de confianza en varios sentidos: en el cumplimiento con los acuerdos, en la responsabilidad colectiva, en la seriedad económica, en el respeto con los recursos conjuntos e individuales, en la solidaridad para resolver situaciones.

El proyecto comercial de mercados campesinos resultó en razón de que quienes participaban en ese tipo de movilización (los mercados mismos), además de presionar por la defensa de la economía campesina, obtenían mejores ingresos. “¡Sigamos con los mercados!”, se dijo, a la vez que los consumidores demandaban su presencia .

La consolidación de mercados campesinos como proyecto comercial exige hoy pensar en un accionar que contenga más aspectos que exclusivamente los eventos en los parques. Eso significa adentrarse y dialogar con la cultura campesina. ¿Quiere el campesino asumir y orientar la producción y la comercialización con el enfoque propuesto? ¿Si esa es su definición, cuáles son los derroteros de la organización que se requiere y los espacios de confianza que se necesitan entre los productores para vender directamente? ¿Cómo se entiende desde la experiencia de vida materializar la soberanía y la seguridad alimentaria, mejorar la calidad de vida y facilitar mejores precios a los consumidores? ¿Cómo se entiende desde la historia personal, veredal, municipal y campesina en general desarrollar un sistema que confronte al de la intermediación y sea una real alternativa?

El enriquecimiento de intermediaros y grandes comerciantes y la estructura que lo permite es un elemento que condiciona externamente la disposición de los campesinos a organizarse. Es ante ese sistema construido durante muchas décadas que se enfrentan alternativas del tipo de Mercados Campesinos. Como hemos dicho, el Comité de Interlocución estimula la creación de los Comités Campesinos Municipales, en donde el único requisito para participar en ellos es ser campesino productor, para poder consolidar la oferta campesina a escala municipal y regional.

En pocos años de recorrido de la propuesta, ya hubo un logro político de los campesinos frente al Plan Maestro de Abastecimiento. Se consiguió el reconocimiento de la economía campesina como fundamental en el suministro de alimentos y morigerar la exclusividad que se quería dar a las grandes cadenas de alimentos. Los pasos en comercialización implican transformaciones en la producción. Este es el reto, hoy, de está política popular.

Publicado en la revista Semillas No. 38/39

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